Pues hoy me gustaría dedicarme a hablar un poco de mí y más exactamente de mi yo pasado. Ahora mismo me considero una persona con un buen gusto musical, no común a lo que escucha todo el mundo, ni lo que suena en la radio, pero aún así yo pienso que es buena música. Pero hoy leyendo tuits que hablaban sobre ello, recordé mis oscuros gustos pasados. Y haciendo ya una alusión "I've got a confession, my own secret obssesion and it's making me lose control". Si, señoras y señores y por si aún no lo habeis adivinado, era fan de HIGH SCHOOL MUSICAL:
Erase una vez, una niña de 11 años que vivía feliz en su mundo, en su mundo infantil de niña de Primaria, sin preocupaciones. Entonces su amiga Clara le dijo "Eh! Dan hoy una peli guay, vamos a verla". "¿Por qué no?" pensó la niña. Y allí empezaba la película con un chico, bastante mono él, que conocía a una chica en una fiesta de fin de año. Parecía típica y habitual comedia romántica, chico conoce a chica, flechazo, se enamoran, pelandrusca se entromete, se ponen tristes y luego se reconcilian todos son felices y fin de la película. Quizás muchos vean así esta película pero para aquella niña marcó un antes y un después en su vida. A medida que la película se iba desarrollando y las canciones sonando una tras otra, las dos niñas, iban metiéndose cada vez más dentro de ella, enamorándose del chico, sintiendo la historia de amor como si fuera verdadera e incluso llorando cuando la chica estaba triste. Una vez finalizada la película las niñas ya estaban tan contagiadas de la "magia disney" que ya estaban deseando verla de nuevo. Y así fue durante meses, incluso me atrevería a decir 2 años, las dos niñas estuvieron totalmente obsesionadas con aquella película. Podían pasarse el día hablando de aquella historia de amor adolescente, que ahora las dos soñaban con vivir y, sobre todo, de aquel principe encantador de los ojos celestes, aquel Ken repeinado (Zac Efron) que había conquistado sus corazoncitos inocentes:
. ¡ Ay pobres niñas, cuanto falta les hacía crecer para darse cuenta que los príncipes azules solo existen en las películas de Disney!
Pronto ya se sabían de memoria cada una de las canciones, bailaban sin equivocarse en un paso cada uno de los bailes y tenían todo tipo de posters de aquellos chicos decorando sus habitaciones o sus carpetas (tengo que admitir que ni siquiera me acordaba de ella antes de ponerme a escribir esto, pero acabo de encontrar una carpeta llena de posters, fotos y fotocopias de Zac Efron sobre todo). Y lo mismo sucedió con la segunda de aquellas películas, aunque por desgracia las niñas ya no estaban juntas para disfrutarla como la primera vez. Sin embargo en verano cuando se volvieron a juntar, la comentaron con todo lujo de detalles e incluso se pusieron a cantar las canciones, que habían vuelto a aprenderse al dedillo. Cuando la tercera parte se estrenó, aunque las niñas ya habían crecido y sus gustos habían mejorado (gracias a dios), no dudaron en acudir al cine a ver el final de aquel cuento de hadas, que ya se había convertido en símbolo de su infancia. Y aunque nunca lo admitiría en público, pero esto no lo va a leer nadie así que me da lo mismo, me emocioné igual que con la primera (hasta el punto de que llegue a levantarme a aplaudir al final de la película) y si, me volví a aprender las canciones y los bailes.
Puede que ahora me avergüence de mis gustos pero tengo que admitir que aquellas películas dejaron una gran huella en mí. Me permitieron soñar cuando no eran buenos tiempos por problemas familiares, me permitieron aislarme a mi propio mundo personal e incluso me llegaron a alegrar el día cuando no era bueno. ¡Qué tiempos aquellos en que mi inocencia me permitía refugiarme en los personajes de una película! En realidad desearía volver a atrás en el tiempo, pero no para cambiar mis gustos y evitar que viera esta película, si no para decirle a mi yo pasado que disfrutará todo lo que pudiera de ella, antes de crecer y ver la realidad tal y como era. Me estoy poniendo demasiado melancólica así que por hoy dejaré de escribir. No sin antes confesar que durante el tiempo que me llevó hacer esta entrada, he estado escuchando estas canciones, esas de las que tanto afirmo avergonzarme, pero cuyas letras aún siguen despertando algo en mi interior.
Y para rematar esta extensísima confesión sobre mi pasado, tengo que admitir, que cada vez que escucho a alguien preguntar: "WHAT TIME IS IT?"; metalmente aún sigo y seguiré contestando SUMMER TIME!
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